Cuento: El club de los renegados
Protestar era el deporte preferido de los miembros del Club de los Renegados de…
Protestar era el deporte preferido de los miembros del Club de los Renegados de…
Ya no puedo recordar cómo comenzó aquél día. Si desperté sobresaltado, si la lu…
Alarmado, el Gordo Sagaste notó que todos los pantalones (o mejor dicho los úni…
El gordo Sagaste se acomodó en el sillón con la copa de vino en la mano y decid…
El viejo Pérez se subió el cuello del saco y se recostó en el banco de la plaz…
Los tipos se sientan a mirar desde el otro lado de la calle. Doña Gertrudis sa…
Cuando Bernardo leyó "El Aleph", de Borges, se preguntó si en Necoche…
Una mujer me llamó por teléfono hace un tiempo para preguntarme por el person…